LA CULPA

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LA CULPA

 

En nuestra vida experimentamos sensaciones de todo tipo a través de las situaciones que vivimos. Por un lado, unas, nos producen bienestar y nos resultan agradables, y las llamamos positivas. Por otro lado, están las emociones que nos incomodan que las llamamos negativas. La culpa se sitúa en estas últimas.

La culpa nos inmoviliza, es nuestra mayor condena. Pocos estados emocionales, tienen la capacidad de bloqueo que conlleva el sentirse culpable por los errores cometidos. Si no gestionamos adecuadamente la culpa y el remordimiento, esta nos va a inmovilizar llegando incluso una depresión. Detrás de algunas depresiones, ansiedades y determinados desórdenes y trastornos, hay en gran parte un sentimiento de culpa.

En mi trabajo como psicóloga me encontrado con personas de diferentes clases sociales y contextos que se sienten afectadas por este sentimiento de culpa, que se manifiestan en sus decisiones y experiencias. Nadie se libra de haber experimentado en algún momento de su vida o frecuentemente esta sensación, que puede llegar a resultar tan destructiva.

 

QUÉ ES EL SENTIMIENTO DE CULPA

 

El sentimiento de culpa suele estar asociada a sentimientos de tristeza, angustia, frustración, remordimientos  y pensamientos reiterativos. Podemos sentir culpa por algo que hicimos, o no hicimos en el pasado, en el presente, o ante la idea de imposibilidad de hacerla en un futuro.

No sentimos culpables cuando aparece un « juicio moral interior» sobre una acción que hemos realizado o que hemos omitido realizar. Creemos que hemos cometido un error y que debíamos ser castigados por esto.

Se supone que a nadie le gusta ser su propio verdugo, sin embargo en una  gran parte de los casos acabamos siéndolo.

En el proceso de la culpa existe lo que denominamos «conciencia moral» que son un conjunto de normas y valores que hemos construido desde la infancia para diferenciar el bien del mal y que nos permite establecer los límites.

Cuanto más rígidas sean esas normas más fácil será considerarnos culpables.

Todos tenemos un juez interior que nos declara culpable y hace que nos pongamos a nosotros mismos castigos demasiado rigurosos. Este juez interior, no es otra cosa que  nuestra voz interior, nuestra manera de pensar.

 

SENTIMIENTOS QUE ESCONDE  LA CULPA

 

Detrás de la culpa, aparecen unos ingredientes comunes, unos sentimientos escondidos que se repiten:

Exigencia. Se puede manifestar hacia nosotros mismos, o hacia los demás cuando les exigimos en exceso.

Control. Sintiendo la necesidad de comportarnos  de una única determinada forma y manera, que creemos que es la adecuada, y eso nos lleva a una necesidad de tener todo bajo nuestro control, incluso a los demás.

Rabia y enfado. Normalmente hay un enfado, que no reconocemos, ni expresamos. Lo tapamos completamente. Nos culpamos a nosotros por no expresarlo. También podemos culpar a los demás, y de esa manera tapamos ese mismo enfado.

Tristeza. Sentimos una tristeza por lo que no ha llegado a suceder, porque las cosas no han salido como queríamos y así, para no sentirla, porque nos resulta difícil sostenerla, nos culpabilizamos.

Superioridad o inferioridad. Cuando sentimos culpa, juzgamos a los demás o a nosotros mismos. Cuando nos convertimos en jueces y nos creemos con el derecho de poder valorarla  vida de los otros, nos invade una sensación de superioridad. Pero por el contrario cuando, nos juzgamos y nos machacamos a nosotros mismos, nos puede invadir una sensación de inferioridad.

Pensamientos repetitivos. Tenemos una sensación de disco rayado, o de estar rumiando algo sin poder detenerlo. Gastamos una importante cantidad de energía en pensar de forma repetida en lo que ha sucedido, hasta llegar al punto que este tipo de pensamientos pueden terminar siendo obsesivos.

Sentimiento de decepción. Puede ser hacia nosotros mismos, o hacia los demás. Sentimos que no hemos cumplido lo que los demás esperaban de nosotros, o que no hemos alcanzado las metas que nos propusimos.

 

ORIGEN DE LA CULPA

 

Cuando empiezas a indagar el origen de la culpa, tenemos que ir al entorno familiar a la educación temprana que hemos recibido, a los estereotipos sociales, al colegio,  la religión y al momento histórico en el que nos ha tocado vivir.

La culpa tiene unas raíces muy profundas por haberse desencadenado, en nuestra infancia.

Si lo pensamos bien, muchas de las frases que recibimos en los primeros años de vida pretendían sobre todo controlar nuestro comportamiento, proyectando un sentimiento de culpa, que después nos acompaña a lo largo de nuestra vida hasta la edad adulta.

Anteriormente, al no existir una buena educación emocional, había  mucho chantaje emocional, a través de la culpabilidad.

«El sentimiento de culpa tiene su origen en nuestra infancia y en lo que nuestros padres han proyectado sobre nosotros»

 

LA CULPA FAMILIAR

 

Cada familia tiene una forma de ser y actuar, unos códigos y unos valores. Cuando nosotros nacemos en el seno de una familia nuestra necesidad de pertenecer a ella, hace que sigamos estas normas o pautas implícitas o explícitas. Así desarrollamos lo que se llama una buena conciencia.

La desobediencia a estas pautas o valores familiares, desarrolla la mala conciencia y por consiguiente la culpa. Esta aparece cuando uno quiere seguir su propio camino y no seguir los códigos familiares como por ejemplo : una persona quiere ser artista, pero en el código familiar está que todos los miembros de la familia han de ser abogados. Cuando un miembro de la familia toma su propio camino, sí contradice a sus padres, desarrolla una culpa.

Hay que trascender está culpa que se llama «culpa existencial». Tenemos que sentirnos un poquito culpables de contradecir a nuestra familia. El que quiere ser siempre inocente no crece.«

La culpa sana, viene cuando el niño puede empezar a opinar de manera y forma diferente a sus padres, y así se convierte  en adulto».

La culpa viene de nuestro niño interior, la responsabilidad es de nuestro adulto. Cuando el adulto es capaz de hacer su propia vida, y seguir su propio destino, entonces crece. El adulto se sentirá un poco culpable, pero sigue su camino, y tiene sus propias ideas, diferentes a las de sus padres. Ya no mira constantemente a sus padres, para recibir su aprobación, empieza a mirar lo que realmente quiere.

Igualmente la sociedadla cultura también establece unos límites de lo que es bueno o malo, establece normas que si nosotros las seguimos no sentimos en paz, y si no, nos sentimos culpables. Podemos decir que la culpa actúa como una medida de control a través de mecanismos emocionales consiguiendo que las personas tengan unas normas de propia autocensura.

 

TIPOS DE CULPA

 

 La culpa negativa/ insana

 

Esta culpa nos genera muchísimos desórdenes emocionales. La culpa está muy asociada a la baja autoestima, al perfeccionismo, a la autocensura y al miedo. En algunas ocasiones no es fácil identificar su origen.

La culpa puede convertirse en una emoción carente de utilidad, si su cuando aparece no responde a la realidad, sino a una idea de la realidad, que nosotros tenemos, pero que es falsa. En la mayoría de los casos los juicios que hacemos sobre nuestros propios actos y que provocan el sentimiento de culpa, son ideas que no tienen nada que ver con la realidad.

«La culpa es la valoración negativa de un acto, creando una mala conciencia y así después aparecen los remordimientos»

La mayoría de nosotros en algún momento de nuestra vida hemos deseado evitar el sentimiento de culpabilidad, pues es un sentimiento que nos lleva a una mezcla de emociones y sentimientos que nos hacen sentir mal como la tristeza, la vergüenza, la auto compasión, la mala conciencia, los remordimientos. Que aparezca es algo inevitable y aparecerá frecuentemente en nuestras vidas, y por supuesto que dolerá, pero es nuestra responsabilidad el aprender de ella y superarla.

Como consecuencia de no querer experimentar lo anterior, se produce un «proceso de evitación», paralizando el aprendizaje de la experiencia para aprender a no volver a repetirla. Detrás de la culpa hay siempre una lección y una gran enseñanza, y si logramos encontrarla,  la convertimos en una culpa sana y positiva.

Hay que hacer un proceso de reflexión que nos permita integrarla, que entendamos que hemos aprendido algo de ella, que podemos emprender «acciones de reparación» si es posible, y que en definitiva seguimos avanzando, siendo más humanos , mejor personas, más sabias y compasivas.

 

La culpa positiva/ sana

 

Su función es reconocer los errores y poner en marcha conductas de ajuste y reparación:

En este caso la culpa nos ayuda a no transgredir ciertas normas y códigos éticos y así evitamos cometer errores que tengan graves consecuencias para nosotros y para los demás que nos rodean.

La culpa sana es aquella que nos responsabiliza de lo que estamos haciendo, la que nos ayuda a ver y decidir, cuáles son los actos que hemos realizado, o que podemos realizar en el futuro y a la vez, poder observar nuestra responsabilidad y asumirla. Ya no nos machacarnos, sino desde la toma de responsabilidad, analizamos nuestros actos, aceptamos el precio de nuestras acciones, y también somos conscientes de nuestros propios limites. Si cometemos un error, aprendemos, crecemos y no volvemos a repetir patrón.

La culpa sana, nos responsabiliza, de nuestro presente. Es en el aquí y ahora, y nos impulsa hacia el futuro.

 

CONSEJOS PARA LIBERARLA

 

Trasforma tu culpa.

 

Expresa como te sientes

 

Poder expresar nuestras emociones y sentimientos, es liberador tanto par la mente como para el cuerpo. Las emociones atrapadas en el cuerpo durante tiempo, acaban provocando enfermedades. Liberarlas, sana. Forma parte de nuestra responsabilidad intentar comprendernos sin caer en la propia desvalorización, auto castigarnos o descalificarnos. Cuando las expresamos y compartimos, podemos llegar a entenderlas, analizarlas y ver cuál es el mejor camino para el aprendizaje.

 

Acepta tu sentimiento de culpa

 

Es imposible cambiar, lo que no aceptamos. No luches contra la culpa, entiéndela, ámala, observala, siéntela y reflexiona.  Él afrontar el  sentimiento de culpa no radica en dejar de sentir esta emoción, en erradicarla o evitarla, sino en aceptarla. Saber que es una emoción más. Siempre, lo que resistes, persiste, lo que rechazas, lo atraes. La aceptas,  y empiezas el proceso de liberación.

 

Vigila tu dialogo interno

 

Tu diálogo interno no debe ser tu enemigo. Deberíamos ser capaces de hablar con nosotros mismos sin reprocharnos nada. Es responsabilidad nuestra favorecer un diálogo interno sanador y positivo. Di adiós a tu juez interior, enviado de vacaciones. Olvídate del «debería» y tratare a ti mismo/a amorosamente.

 

Dejar el perfeccionismo

 

Las personas perfeccionistas suele tener un gran sentimiento de culpa porque nunca alcanza la perfección. Somos humanos y cometer errores forma parte de la vida, y de la calidad humana. Recuerda que no eres ni un Dios, ni un superhéroe.

 

Tomar responsabilidad y aprende de tus acciones

 

Se compasivo/a contigo mismo/a. Así aceptamos nuestros límites y aprendemos de las experiencias. Acepta que no eres perfecto, que eres un ser humano, que los errores forma parte de la evolución de las personas y  de su  aprendizaje.

 

Identificar las razones que han generado la culpa

 

Investiga tu infancia, descubre tus códigos y creencias inconscientes que siguen actuando en ti hoy en día. Descubre que decretos de tus familiares, del colegio , de tus profesores y personas influyentes, siguen manejando tu vida. Ponte manos a la obra y desactívalas. Las constelaciones familiares son una excelente herramienta de auto conocimiento, que te facilitan este proceso.

 

Sustituye la culpa por la responsabilidad

 

La culpa te paraliza, y te lleva a la exigencia y al castigo. La toma de responsabilidad te lleva a liberarte, a la acción y a la comprensión. Asumir tu responsabilidad, te permite tomar tu poder de saber que puedes en un futuro cambiar las cosas.

 

Evaluar la gravedad de las faltas

 

Reconocer la herida que has causado a los demás o a ti mismo, te lleva a despertar en ti una gran sensibilidad y a asumir la responsabilidad de no volver a repetirlo. La gravedad de las faltas ha de ser proporcional a la responsabilidad que hay que tomar. Piensa como te sentirías, si fueses tú el que hubiese recibido un daño de otra persona  Desarrollas así una empatía que te hará ser mas justo/a en un futuro.

 

Repara el daño

 

La reparación ha de ser proporcional al daño causado a los demás o a nosotros mismos. Al repara nos liberamos y sentimos una gran paz interior. Realizar una acción reparadora, nos produce una profunda sensación de bienestar y de liberación. Algo dentro de nuestro cuerpo se descarga, y se afloja.  Es como si el Alma respirase.

 

Pedir perdón

 

Perdonarte a ti mismo y a los demás. Pedir perdón es un acto de humildad, y de reconocimiento que produce un gran efecto sandor. Normalmente, aunque parezca extraño, es más difícil perdonarse a uno mismo, que a los demás.

 

Busca ayuda profesional

 

Todo ser humano necesita ayuda en un momento dado de su vida. Si no puedes tu solo/a, pide ayuda de un buen profesional, que te guíe y oriente para poder descubrir los procesos inconscientes que te están condicionando, y posteriormente integrarlos y así lograr tu mayor y mejor potencial.

 

«La culpa no trabajada, solo nos conduce a  la autodestrucción, y a no emprender las acciones que  nos llevarian a la solución de la causa que la genero, y de esta forma tampoco se soluciona nuestro conflicto interno. Tomar conciencia y aprender de ella nos impulsa al futuro y nos hace mejores seres humanos»

 

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